domingo, 26 de noviembre de 2017

La fiesta continúa...

Hallooooo a tod@s, ¡mis queridos lectores surrealistas!

Seguro que ya se habían olvidado de mí, españolito perdido en un pueblo de Alemania... del Este.

¡Pues ya les vale! Ni Dora, mi infalible neurona selectiva que ahí sigue haciendo de las suyas, se olvida tan rápido de los buenos momentos. En fin, perdonados quedan todos ustedes y sus respectivas neuronas olvidadizas. Aprovecho y les recomiendo Omega-3 para todas ellas.

No vean ustedes la de pastillitas nutricionales complementarias que, de uno tiempo a esta parte, uno se ha metido en su cuerpo Serrano de una manera discontinua y totalmente desordenada, por ello de compensar o más bien descompensar el paso de los años; dos para ser exactos desde la última vez que nos encontramos en éste mi querido y surrealista blog.

¿Van recordando alguno de esos momentos surrealistas? ¿No? Pues yo tampoco, para que les voy a engañar, pero les juro o más bien les aseguro con la mano masajeando mi pecho izquierdo -muy desarrollado éste por el efecto PlusPlus- que, leyendo casualmente esta mañana uno de mis antiguos posts, he vuelto a esbozar una sonrisa que ha conseguido reactivar la chispa. Bueno, realmente ha sido la periodista y escritora Luz Sánchez-Mellado, que me parto con ella, la que lo ha conseguido.

Y ya les dije en mi último post: "quién sabe, puede que algún día nos encontremos de nuevo en algún lugar del mundo. Todo dependerá de una chispa; esa chispa surrealista que un buen día se encendió en un pueblo perdido en Alemania... del Este".

Pues va Luz hoy y la ha encendido. Manda huevos ecológicos... Ahí estaba ella, la Chispa, que no Luz, aletargada y compartiendo ático tranquilamente con Dora. Me las puedo imaginar a ambas dos luchando codo con codo -bueno, realmente no sé muy bien si las neuronas tienen codos- por los envíos de Omega-3 que de vez en cuando llegan por ahí arriba vía alguna ramificación de la carótida. Joer, otra cosa no, pero mi capacidad de irme a dar una vuelta por los cerros de Úbeda para contarles no sé qué sigue intacta. En fin, que Dioniso nos pille confesados...

Como les iba diciendo, han pasado dos años desde nuestra última vez y la verdad es que ha sido un visto y no visto. Y digo yo: ¿qué necesidad hay de que pase el tiempo tan rápido? Es una reflexión que hago yo así en voz alta y sin ánimo de lucro, la cual me recuerda de repente otro gran momento del pasado: Secreto de tres... Madre mía, cuánta lucidez de recuerdos. Esta semana me ahorro el envío de Omega-3 a Chispa y Lola, digo, a Chispa y Dora.

La salida del pueblo de hace dos años -a ver si recuperamos definitivamente el hilo de la narración- fue como una especie de ola gigante que de súbito llegó al pueblo y que, aunque no lo recuerdo exactamente, seguro nos pilló haciendo salchichas en el jardín. La cuestión es que llegó y no quedó más remedio que agarrarse a la tabla, aguantar la respiración y pensar: que sea lo que Dioniso quiera. Y así fue: lo que Dioniso quiso. Aunque tampoco les voy a engañar, que uno llevaba ya un tiempo deseando cambiar pueblo por city y tanto desearlo, al final, claro, así fue: veni, vidi, vici.

Bueno, lo de vici, no sé yo muy bien si realmente hubo vici, vici, pero y qué más da. Hubo veni, vidi y... que nos quiten lo "bailao". Han sido dos años de auténtica locura y Murphy se lo ha pasado teta, pipa, en grande. Ustedes elijan. Hemos estado en los lugares más insospechados, conocido a los personajes más insólitos y vivido situaciones surrealistas en grado máximo no, lo siguiente. No puedo con esta expresión, pero no he podido evitarlo. Disculpen.

En las próximas semanas les iré explicando, en la medida que mi ética profesional y sobre todo mi contrato laboral me lo permitan, alguna de esas historietas de estos últimos dos años. Les diré que lo primero que hicimos, tan pronto la ola nos depositó de una manera más o menos pacífica en la city, fue renovar nuestro vestuario. Es lo que tiene vivir en la city, había que mimetizarse urgentemente con la nueva flora y fauna.

Y ustedes se preguntarán: ¿hemos? Pues sí, hemos: Dora (mi neurona infalible), Lola (mi particular bola de cristal) y Murphy (el amigo cabrón) siguen acompañándome en este maravilloso viaje. Y ahora parece que también se quiere unir a la fiesta, Chispa, la neurona que estaba aletargada y se ha despertado por la Luz. Pues nada, bienvenida a la fiesta.

Ya ven, aquí seguimos vivitos y coleando, ahora mismo tomando un vino de Zamora -integradísimos en la cultura teutona- con el "skyline" de la "city" de fondo. Lejos quedan esos recuerdos de las villas históricas del pueblo de principios de siglo XX. ¡Qué me gusta la diferencia! El concepto colear, si les parece, ya lo analizaremos en otro post...






Cerraré este primer post de la segunda etapa de "Españolito perdido...", primero dándole las gracias a Luz, mi pava de referencia, por haber reactivado a Chispa. Y segundo, reconociéndoles a todos ustedes, mis queridos lectores surrealistas, que me hacía y me hace mucha ilusión este reencuentro. Hasta dónde llegará el mismo, sólo Lola lo sabe, pero hasta entonces, les invito a conocer la city y mucho más desde la perspectiva daltónica e inexacta de mis ojos verde-marrones.

Respecto al tema pectoral pincelado al inicio del post, ya saben que no hace falta que se tomen al pie de la letra todo lo que lean. Recuerden que el blog es un poquito sin son ni ton, o viceversa. Pero bien cierto es que lo segundo que hicimos, una vez mimetizados con la flora y fauna de la "city", fue apuntarnos a un gimnasio: mi querido PlusPlus. Ya les contaré...

Un abrazo inmenso